Seguramente Patanjali jamás imaginó que su ciencia llegaría tan lejos

martes, 7 de junio de 2011

Discípulos móviles

la única forma de que un libro
pueda verse en una librería
90 x 50. Ésas son las dimensiones del cartel con el que me he paseado por la Feria de Madrid tratando de que Los Discípulos no pasaran desapercibidos. Los libreros de Rerum Natura me invitaron amablemente a pasar al interior de su caseta. Unos pocos minutos de gloria en los que mi pancarta fue el centro de atención de todos los curiosos.

Hasta monté un puesto propio para regalar marcapáginas; ambulante, eso sí, pero de fácil quita y pon. He de decir que me sentí más pequeño que nadie entre tanto monstruo literario, pero Los Discípulos supieron sobreponerse bastante bien. Y es que son únicos en su especie.


Queda mucho por ganar y poco por perder. Nuestras fuerzas, las mismas que se multiplican a la hora de reivindicar el valor de este trabajo, el arte de escribir como oficio racionalmente valorado y remunerado, y el derecho a formar parte de la inmortal galaxia de la literatura, siguen intactas. Aunque hagan falta carteles más grandes.

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